miércoles, 6 de julio de 2011

Rozando beizos e meixelas.

Non foi casualidade que os teus beizos se cruzaran no meu camiño. Eses beizos que soltaban lóstregos, que facían tremer os muros, capaces de facerme rir e derrumbar o meu mundo. Sen embargo, non é nos beizos onde te teño que buscar. O que eu necesito coñecer é o que se esconde tras os teus ollos, o que oculta o teu sorriso malicioso, constante, como atrapado entre as túas meixelas. Quero saber cales son os teus medos, os teus soños, formar parte dos teus máis temidos pesadelos. E para iso só necesito rozarte.

lunes, 27 de junio de 2011

Ser.

Serás una amante para mi alma, una pistola en mi cabeza, una manta para mis pies. Sexo cuando suene el despertador, sonrisa de Lucifer, café sólo con alcohol. Avión destino placer, amanecer nublado en el faro, luz de agosto a las diez.

Seré noche de invierno, programa de televisión, la última copa de ayer. Anochecer con nostalgia, concierto de piano, sobremesa de Navidad. Conversación de barra de bar, polvo lento sin amor, un puñal cortando tu piel.

lunes, 18 de abril de 2011

Animal herido.

Hoy me desnudaré sin quitarme el traje y te diré aquello que siempre quisiste escuchar. Seré el fantasma que remueva tu conciencia, la pesadilla que deseabas soñar. Jugaré a decirte verdades, a ponerte alas, a tirarte al suelo y hacerte gritar. Seré perro fiel, dulce pastel de arándano, gintonic a las seis. Besaré la ultima nota de tu canción, bailaré un vals con tus ojos. Susurraré a tu oído la historia de las olas, dejaré caer mi vergüenza a tus pies. Y saldré otra mañana a despedirme al andén.

jueves, 7 de abril de 2011

Chocolate con churros

Cojo la ola que viene a por mí, suave, lenta, acariciando poco a poco mi piel. Y me dejo llevar. Porque, señorías, esto no es más que un juego, y al igual que en la vida, por mucho que lo intentemos nunca vamos a ganar. Así que no respetes las reglas y diviértete. Vive cada momento, aprovechando las oportunidades que te brinda la vida, riéndote de ella, retando a la muerte a que venga a por ti. Porque sólo así conseguirás que achique y guarde la guadaña para unirse a la fiesta del chocolate con churros. Y se ría contigo de la luna llena.

lunes, 4 de abril de 2011

Tiene(s) un color especial

Llévame al infierno y hiélame la sangre, congela el beso y hazme arder. Juega conmigo como si fuese un puzle, desmóntame poco a poco y hazme sufrir. Ponme correa, llámame perro, trátame mal. Miénteme a la orilla del Guadalquivir, confúndeme y déjame tu marca de carmín.

Y ahora que estamos solos, interpretemos nuestro papel. Escápate conmigo mi alma, que el mundo es grande y el amor un fraude. Subamos a un camión y huyamos de Triana, vayamos al norte que hace menos calor. Y dejemos de ser dos almas durmiendo en camas separadas, que ya no somos ángeles sino demonios buscando quemarse en una habitación.

lunes, 24 de enero de 2011

Just like a rolling stone.

A veces intento no confundirme, pero es que ya no sé qué pensar. Follarte ya no es una opción, y las drogas nunca han supuesto un camino. Tendré que dejarte volar, o simplemente pegarme un tiro, dejando atrás todo aquello que pretendo ocultarte. O la opción más fácil: escupirte a la cara, mandarte a la mierda, llamarte puta e irme con otra. No sin antes fumarme un cigarro, besarte y dejar caer el vaso a tus pies.

¿Nunca te había dicho que a veces quiero matarte?

martes, 7 de diciembre de 2010

Miénteme.

Llévame al café y prepara la última copa, que yo me dejo llevar. Planea mi asesinato mientras me fumo el último cigarro. Sentémonos cara a cara y matémonos con las miradas, como si nunca nos hubiésemos conocido. Evadámonos de este mundo en dirección a una cama, que el cielo puede esperar. Portémonos mal, seamos traviesos, juguemos. Y volvamos a empezar, poco a poco, como si fuera la primera vez, como si no dejase marca.

Déjame besarte una vez más.



martes, 22 de junio de 2010

11.

Película.

Arroz. Llamas. Tranquilidad. Arañazos. Pescado. Gritos. Cassei. Santiago. Ordenador. Dientes. Psicólogo.

Conversación.

Calcetines. Imperfección. Copas. Sinceridad. Pecho. Cama. Camiseta. Timbre. Platos. Cigarro. Carbonara.

Descansar.

Ahora. Beso. Agua. Delantal. Puerta. Toalla. Sudor. Apuntes. Almohada. Abrazo. Móvil.

Sexo.

- Hola! - dijiste. Y en mi cabeza sonó "he venido para quedarme".

martes, 11 de mayo de 2010

Trenzado

A veces Emir Kusturica vuelve a mi recuerdo, como un flashback surrealista en el que apareces tú y un cerdo comiendo chatarra. ¿Qué más da si cuando se encienden las luces de Ruta no me espera tu voz susurrándome al oído “no me hagas esto”? Ya no encuentro tus manos buscando las mías, ni tus ojos clavándose en mi conciencia. Y revolviendo en mi mochila siempre encuentro tus recuerdos, el frío polar de aquellos días que compartimos calentándonos los huesos, deshaciendo trenzas…

Dime al menos que todavía no te has ido, que yo no estoy en un matadero clandestino. Dime al menos que lo recuerdas, que todavía sabes calmar a la fiera.

martes, 23 de marzo de 2010

Aviones

Había pasado por delante tuya al subir a aquel avión, sin inmutarme, sin fijarme en esos ojos que anunciaban pasión. Pobre incauto yo, que me había dedicado durante todo este tiempo a contemplar el paisaje que se distinguía a través de la ventanilla, sin darme cuenta de que lo que realmente importaba estaba sentado a mi vera. O sentada, mejor dicho. Leías tranquila a Miguel Hernández, acariciando cada página como si en ella fuera un poco de tu vida. O de la mía, que poco a poco se perdía en los rizos de tu pelo.

Un torbellino nos engulló. El avión se tambaleaba, pero tú no parecías inmutarte. Tú y tu pelo rizo, quieto, como parado en el tiempo, haciéndome sentir cada vez más y más pequeño, vulnerable, idiota, histérico... Me preguntaba si serías real, si al intentar tocarte no despertaría de aquella pesadilla tan veraz, si aquel viaje no sería más que la expresión de mis más profundos miedos, la tortura a la que mi subconsciente me sometía sin motivo aparente.

De nuevo la calma. Y tus ojos. Esos ojos que ahora me miraban, haciéndome arder por dentro de deseo. Y el suave cosquilleo de tus labios en mis oídos, diciéndome que me relajase, que aquello no era el infierno, que tú no eras el demonio.

Ni yo un santo.