martes, 11 de mayo de 2010

Trenzado

A veces Emir Kusturica vuelve a mi recuerdo, como un flashback surrealista en el que apareces tú y un cerdo comiendo chatarra. ¿Qué más da si cuando se encienden las luces de Ruta no me espera tu voz susurrándome al oído “no me hagas esto”? Ya no encuentro tus manos buscando las mías, ni tus ojos clavándose en mi conciencia. Y revolviendo en mi mochila siempre encuentro tus recuerdos, el frío polar de aquellos días que compartimos calentándonos los huesos, deshaciendo trenzas…

Dime al menos que todavía no te has ido, que yo no estoy en un matadero clandestino. Dime al menos que lo recuerdas, que todavía sabes calmar a la fiera.